miércoles, septiembre 10, 2014

LAUDES DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

A la memoria del P. Hermógenes Castaño





La Iglesia está en oración cada segundo, de día y de noche. Mientras trabajamos, estudiamos o nos encontramos realizando cualquier actividad; mientras descansamos o dormimos, hay mucha gente que ora por nosotros y por el mundo entero.




La Iglesia ora de muchas maneras, pero una de ellas constituye un auténtico “Oficio Divino”.

Aunque no es el objetivo de estas líneas extendernos en explicar todo lo referente al llamado Oficio Divino (conocido también como “Liturgia de las Horas” u “horas canónicas”, como las denominaba san Benito), quisiéramos sólo explicar, especialmente al creyente no practicante, unas pocas referencias al respecto.




El Oficio Divino, cuya composición se inicia en el siglo VI, es el conjunto de oraciones (salmos, antífonas, himnos, oraciones, lecturas bíblicas y otras) que la Iglesia ha organizado para ser rezadas en determinadas horas de cada día. El Oficio Divino es parte de la Liturgia y, como tal, constituye, con la Santa Misa, la plegaria pública y oficial de la Iglesia. Su finalidad es la de consagrar las horas al Señor, extendiendo a toda la jornada y de manera consciente, la comunión con Cristo realizada en el Sacrificio de la Misa. 




Quien reza el Oficio hace una pausa en las labores para practicarlo en comunión con la Iglesia, aunque se encuentre físicamente solo. La oración privada, sin duda, es muy recomendable, pero también es conveniente que recemos formalmente unidos como Iglesia. Y, si bien es obligatorio el rezo del Oficio Divino para los sacerdotes, religiosos y religiosas, la Iglesia invita a todos los fieles a rezarlo.

Por lo tanto, el Oficio Divino es un acto litúrgico de gran riqueza que realiza una parte de la Iglesia en el nombre del resto, y expresa la constante oración de la Iglesia.



Habiendo hecho esta aclaratoria detengámonos, pues, en una parte importante del Oficio: los LAUDES, oración de la mañana, que significa "alabanzas". Aunque su estructura formal contiene varias partes, los Laudes que aquí presentamos expresan de una forma breve, sencilla pero profundamente emotiva, las honras debidas al Creador y el agradecimiento de la creatura a su Señor por todo lo que le ha puesto en sus manos. 




En Venezuela, un insigne misionero español, compuso un “Laudes venezolano”, como tributo a esa tierra que tanto amó y en la cual trabajó incansablemente por muchos años. Este personaje hispano-venezolano, de gratísima recordación, se llamaba Hermógenes Castaño Ferrera (Congosto, Bierzo, León, 16 de septiembre de 1927 – Ponferrada, 14 de julio de 2002), admirado y santo sacerdote, perteneciente a la orden de los Sacerdotes Operarios Diocesanos. Se cumplen, pues, 87 años del nacimiento de tan querido sacerdote.




Habiendo conocido yo hace años esta hermosa oración de la mañana compuesta por el P. Castaños, he intentado emularlo en su memoria y también como acto de agradecimiento al generoso terruño valenciano, en cuyos predios viví durante diez años. Quien conozca esas tierras, comprenderá que me he quedado corto en mis expresiones, al igual que en las tímidas palabras que, aunque cargadas de hondo gozo, intentan honrar y glorificar al supremo Creador.



Laudes valenciano




Antífona:  Señor, Padre bueno: Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? (del Salmo 8).

- Bendigamos a Dios, que creó la tierra que habitamos y nos la da como tarea y como gozo.
    • Bendigamos a Dios, que cada año nos regala las cuatros estaciones.
- Bendigamos a Dios, por el sol que nos da luz y calor y siembra su cielo de estrellas y canciones por la noche.
    • Bendigamos a Dios, por los ríos y cascadas, de especial belleza y majestad.
- Bendigamos a Dios, por la tierra valenciana, sus fértiles suelos y sus generosas huertas, que nos ofrecen gran variedad de frutas, verduras y hortalizas para el sustento de las gentes.

    • Bendigamos a Dios, por las llanuras y las montañas y por los bosques y las costas, que conforman parques naturales de extraordinaria hermosura.        

- Bendigamos a Dios, por las lagunas y pantanos y por la extensa Albufera, sus dulces aguas y sus seis islas; por sus especies de insectos, y por los peces y aves que adornan sus paisajes de notable encanto.
    • Bendigamos a Dios, que conserva los árboles, flores y toda clase de pastos y matorrales, henchidos de aromas.
- Bendigamos a Dios, por los pueblos, ciudades y aldeas que conforman la Comunidad Valenciana.
    • Bendigamos a Dios, por las fuentes de trabajo que dignifican y sostienen la vida de sus pobladores.
- Bendigamos a Dios, por los parques y las zonas de esparcimiento, destinados a la actividad recreativa de familias y gentes de todas las edades.
    • Bendigamos a Dios, por nuestros niños y jóvenes, esperanza futura por un mundo mejor.
- Bendigamos a Dios, por todos los que asisten a niños y a mayores; por los educadores de nuestros jóvenes y por todos aquéllos que trabajan por la concordia y siembran la justicia y la paz en los corazones de los hombres.
    • Bendigamos a Dios, por los valencianos y valencianas, y por toda la gente de buena voluntad, venida de todas las regiones de España y de otras latitudes del mundo 

Antífona:  Señor, Padre bueno: Al ver el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? (del Salmo 8).





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