viernes, septiembre 12, 2014

MENSAJE A CIERTOS SEMINARISTAS: ¿CÓMO SE PUEDE SER NEUTRAL?



Con todo el respeto que merecen, queridos seminaristas y formadores. En relación a la nota que ustedes emitieron, me permito comentarles lo siguiente:


Es verdad que en Venezuela, en cada bando hoy enfrentado, hay gente que puede, en conciencia, actuar de buena fe y lo contrario también. No lo dudamos. Pero no se trata de pedirle a nadie que se erija en juez. Ni siquiera que opinen sobre política; ya que esto que está sucediendo no tiene nada de política.

Para los cristianos, el punto de referencia es Jesucristo. Y a él nos remitimos en primera instancia; luego consultaremos qué dice la doctrina de la Iglesia al respecto. Todos sabemos que Jesús enfrentó a los fariseos. Es muy fácil demostrar que este gobierno se comporta como “los fariseos” del tiempo de Jesús. Son fariseos porque actúan con doble moral, imponen enormes sacrificios al pueblo y ellos mismos nadan en abundancia y derrochan lo que no trabajaron. En efecto, los truhanes de camisa roja, nacionales y foráneos, «atan cargas tan pesadas que es imposible soportarlas, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo» (Mt 23, 4). Además, esos fariseos tienen otra característica sobresaliente: «son como sepulcros blanqueados, bien arreglados por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muertos y de toda clase de impureza» (Mt 23, 27).


¿Creen ustedes que defender una causa justa y señalar crímenes y criminales para ustedes es “hacer publicidad” e identificarse con postura partidista o, como dicen en su nota, asumir “parcialización política alguna”? Señores míos, si así lo consideran, no cuenten con el apoyo del pueblo, ni ahora ni cuando sean pastores. Pastores de qué. De rebaños sumisos, resignados, blandengues y “ovejeados”.  Nadie les pide a ustedes que se armen y salgan a agredir a cualquier “prójimo” que encuentren por el camino. Pero no se puede ser neutral frente a los tristes acontecimientos que vemos a diario en esa maltrecha tierra.

España, durante la Guerra Civil (1934 – 1939), fue escenario de auténticos ejemplos de valentía. Los comunistas hicieron una verdadera persecución contra los cristianos; fueron a por ellos porque denunciaron los atropellos de que era objeto la población creyente; en fin, no callaron. Así, el grito de “guerra” de obispos, sacerdotes, monjas, seminaristas y laicos fue «¡Morir! ¡Viva Cristo Rey!».

Hay miles de testimonios de la época, pero sólo traeré uno de muestra (ver también http://es.wikipedia.org/wiki/Beatos_M%C3%A1rtires_Claretianos_de_Barbastro ):

El 20 de julio de 1936, unos sesenta milicianos comunistas y anarquistas de la CNT, armados, irrumpieron en la comunidad de Barbastro (cerca de Zaragoza), en donde residían misioneros claretianos y se los llevaron. La comunidad estaba formada por 60 personas: 9 sacerdotes, 12 hermanos y 39 seminaristas. Durante el encierro, los jóvenes dejaron su testimonio en sillas, tablas, paredes y hasta en los envoltorios de la comida. En una envoltura de chocolate se conservó el testimonio de Faustino Pérez, un seminarista: “Agosto, 12 de 1936, en Barbastro. Seis de nuestros compañeros son ya mártires: Pronto esperamos serlo nosotros también. Pero antes queremos hacer constar que morimos perdonando a los que nos quitan la vida y ofreciéndola por la ordenación cristiana del mundo obrero, el reinado definitivo de la Iglesia Católica, por nuestra querida Congregación y por nuestras queridas familias. ¡La ofrenda última a la Congregación, de sus hijos mártires!”. Juan Pablo II beatificó a estos mártires el 25 de octubre de 1992.
Es cierto y comprendemos perfectamente que les esté prohibido tomar partido en temas políticos y de ejercer cargos de esta categoría. Pero insisto: lo que estamos viviendo no tiene nada que ver con política. Ojalá se tratara de asuntos políticos. Política es un término derivado del latín “politicus” y éste del griego antiguo “politicós” “civil”, relativo al ordenamiento de la ciudad o a los asuntos del ciudadano. El Papa Francisco ha recordado que la Doctrina Social de la Iglesia define a la política como «una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común» y ha agregado que nadie puede «lavarse las manos». No obstante, insisto; lo que vivimos en Venezuela, señores, es un genocidio con el objetivo de exterminar y de amedrentar al que no piense igual que los representantes del gobierno. Este genocidio es ejecutado por los oficialistas y sus matones cubanos, debido a que una gran mayoría del pueblo se rebela por no aceptar el chantaje al que le someten.
No me corresponde a mí urgirles a tomar posición. Ni me interesa. Escribo fundamentalmente para que conste que hay cristianos que no están de acuerdo con la posición que han asumido y también para que mis amigos no queden confundidos con esa decisión y sepan, por el contrario, que la Iglesia no es neutral (nunca lo ha sido) frente al crimen y las injusticias. ¿Saben por qué? Primero, porque Jesús nunca permaneció neutral frente al mal (“Busquen el Reino de Dios y su justicia”); segundo, porque Iglesia, pueblo de Dios, somos todos, no sólo los ministros ordenados y quienes aspiren a serlo; tercero, porque a la Iglesia le incumbe “la cuestión social”; y, finalmente, porque los pastores, mientras peregrinen por el mundo, aunque no pertenezcan al mundo, deben vivir en el mundo. 
En este sentido, el Concilio Vaticano II declara: «La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina.» (GS, 42). De este modo y manera, no son calificables como injerencias políticas aquellas intervenciones de los clérigos sobre temas como, por ejemplo, la dignidad y libertad de la persona humana, las obligaciones que corresponden a los hombres unidos en sociedad o el modo de disponer los asuntos temporales según el orden establecido por Dios (cf. Jorge de Otaduy). De hecho, decía Juan Pablo II que el hombre es el camino de la Iglesia. Así lo dejó escrito en su primera encíclica, Redemptor Hominis (04-03-1979): « este hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión, él es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Cristo mismo ». ¡Pues eso!
Finalizo. A nadie se le puede obligar a hacer algo. Es un derecho legítimo, aunque bien cómodo en este caso. Y ustedes tienen toda la libertad de permanecer neutrales, independientes, inmóviles, incluso viendo a los cuerpos muertos de cada bando pasar por sus narices. Eviten, pues, inmiscuirse, no sea que después vayan a “oler a oveja”. Eso sí, no olviden rezar un réquiem por cada uno de ellos.
Hubiese sido mejor no tomar postura públicamente. 
Pido perdón de antemano en caso de que mi incisiva franqueza haya lastimado algunas susceptibilidades.
Los saludo muy cordialmente.  

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