lunes, julio 21, 2014

¿QUÉ ATRACTIVO TIENE LA NOCHE PARA DIOS?





   Hoy, Sábado de Gloria, la Iglesia celebra con la máxima solemnidad la Vigilia Pascual, cantando con exultante alegría el Pregón Pascual: 
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

   ¿Qué atractivo tiene la noche para Dios? He caído en cuenta que en los momentos puntuales del acontecer, cuando se hace “de noche”, Dios actúa de manera prodigiosa. Aunque resulte un poco extenso, permítanme presentar algunos importantes ejemplos bíblicos. 

Encontramos la “noche” al principio de la Creación donde reinaba el caos y la noche, y Dios creó la luz, separándola de la oscuridad. Así lo narra el libro del Génesis: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz» (Génesis 1, 1-3).

De noche los israelitas celebraron la primera Pascua en tierra de Egipto y de noche salieron en busca de la Tierra Prometida (cf. Éxodo 12; Deuteronomio 16, 1).


Durante toda la noche el Señor hizo soplar un fuerte viento del Este que secó el mar Rojo, dividiendo las aguas para que escapara el pueblo de Israel de la furia del Faraón (cf. Éx 14). Y de noche la señal de Dios se convertía en fuego para dirigir la huida del pueblo.

 De noche caía el maná que salvó de morir de hambre al pueblo de Israel (cf. Números 11, 9). 




   En el Nuevo Testamento, encontramos relatos aún más impresionantes. 

De noche nace Jesús en el pueblo de Belén y de noche los pastores, avisados por ángeles, lo encuentran en un pesebre y lo adoran. También de noche la “estrella” guiaba a los Magos que, venidos de Oriente, le presentaron oro, incienso y mirra (cf. Lc 2; Mt 2). 

En sueños se manifiesta Dios a José para que huya con Jesús a Egipto y evite que el niño caiga en las manos criminales de Herodes (cf. Mt 2, 13-14). 

De noche, estando los discípulos con su barca pescando lejos de la orilla, se presenta Jesús caminando hacia ellos sobre el agua (cf. Mt 14, 25).

Nicodemo, hombre religioso, preso de dudas, visitó de noche a Jesús, como quien consulta a un pastor. Jesús le manifiesta la necesidad de nacer de nuevo, nacer de arriba, desde el agua y el Espíritu (cf. Jn 3,3-5).

 Jesús instituyó la Eucaristía en la Cena de Pascua (cf. Mt 26, 17-29) e hizo un gesto significativo, mostrando con el ejemplo el auténtico servicio al prójimo: le lava los pies a los discípulos (Jn 13, 2-17).

En el Huerto de Getsemaní Jesús fue prendido de noche, cuando hacía oración (Mt 26, 31 y ss.).

Fue en la madrugada del domingo cuando Jesús resucitó y se le apareció, con cuerpo resplandeciente, a María la Magdalena y sus discípulos mostrándoles las llagas, comiendo con ellos e insuflándoles el Espíritu Santo (cf. Jn 20). Así como en la primera creación Dios infundió «aliento de vida» al hombre, así Jesús comunica la vida a la nueva creación espiritual.

   De noche Dios inicia todas las cosas grandes. La noche oscura la experimentamos cuando sentimos que la vida nos machaca y pareciera que hemos tocado fondo. En ese momento, todas las certezas se hacen añicos y nos cuesta asirnos de lo fundamental. Y ¡qué cosas! el Señor acaricia al débil, al pobre, al desamparado, al que sufre, en una palabra, al despojado ya de toda seguridad humana, al que sólo le queda invocar a lo alto. Sucede en algún momento de toda experiencia humana. En esas situaciones Dios actúa; lo hace desde la debilidad, cuando se hace oscura la existencia.

   La “noche oscura”, no sólo es el desierto de muchos que experimentan que buscan incesantemente a Dios con rectitud de corazón; también la han experimentado los discípulos de Jesús que lo abandonaron y huyeron despavoridos a esconderse. E igualmente es muy conocida la “noche oscura” de grandes santos como san Juan de la Cruz y Teresa de Jesús. Ellos han sentido de cerca el dolor, la muerte, la persecución, la calumnia, las amenazas, la duda, la desesperanza…

   Pero después de la muerte viene la resurrección. Reza el dicho popular que “cuanto más oscura es la noche, más cerca está el amanecer”. También he oído que “cuanto más oscura es la noche más brillan las estrellas”. Y a toda vida le llega su primavera. 

   ¿Sientes que vives una de esas noches críticas? ¿Has pensado que Dios está, de alguna manera, actuando silenciosamente a tu lado? 


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