Dice
Bill Gates que "invertir en los pobres trae recompensas", y añade que
“es tan excitante como cosechar éxitos en el ámbito de los negocios, ¡y más
significativo!” Los ricos y los pobres mueren. No hay diferencias. Tal vez la
única certeza que tiene el hombre cuando nace sea ésta: que un día, más tarde o
más temprano, su vida se extinguirá. De modo que, no importa cuánta fortuna se
haya acumulado o cuánto poder se ha tenido; nada de eso se lleva al más allá.
Lo importante es qué clase de plenitud nos ha caracterizado en vida terrenal. Ojalá siempre
sepamos ser "fuente" para uno mismo y para los demás, imitando a
Jesús, que es la Fuente de bondad, de desprendimiento, de salud y de Gracia por
antonomasia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario